Cada día con su Energía

La tierra, su calidad es directamente proporcional a nuestros alimentos.

La tierra y su día.

La tierra bien tratada tiene lo suficiente para nutrirnos.
La tierra con química sintética intoxica los alimentos.
La tierra nunca debe estar desnuda.
La tierra nunca debe estar desnuda.

El hombre solo responde al cielo y a la tierra, dice la medicina china….

significa que el hombre, sea del sexo que sea ingiere alimentos que vienen de la tierra natural, es donde están todos los nutrientes posibles, que además son los adecuados para vivir en esas tierras. Deben además tener buen agua, de lluvia o de manantial y buen aire, limpio.

Todo lo que proviene de un laboratorio, sintético, no proviene del cielo y de la tierra, nuestras células no los pueden metabolizar, tampoco los demás seres vivos. Se van acumulando.

Por eso todo lo que es tratado con química tiene un brillo artificial, crece rápido, tiene tamaño desproporcionado y dura poco tiempo y/o no se degrada nunca o muy lentamente.

Al consumir comida, que en general es tratada como mercadería, se introduce esta química, que el cuerpo transforma en lo que la medicina china llama «flema» y la occidental «cluster», son racimos largos de moléculas que no se metabolizan y quedan estancados en el cuerpo.

Nuestro organismo es tan potente, tiene tanta resistencia que tiene la capacidad de repararse, además de generar tanta cantidad de grasa para guardar esos tóxicos, que se tarda en ver los daños que provocan.

El primer gran afectado es el hígado, porque es el gran filtro de nuestro cuerpo. Su primera defensa es acumular grasa, para dentro de ella ir acumulando los tóxicos que provienen de la química sintética, acumulada a su vez en la comida. Esto es lo que trae de la tierra donde fue cultivada, las modificaciones y química introducida en las semillas, la calidad del agua, los fertilizantes artificiales, la química adicionada para conservarlos en las góndolas, en forma de antes (colorante, acidulante, espesante, aromatizante, conservante, etc.) además de lo que puede transmitir el envase en el que se presenta esa comida/mercadería.

Toda esa química va sacando vitalidad a los organismos, impidiendo su longevidad y la calidad de su longevidad.

Por eso es importante saber de donde provienen los alimentos que se consumen. Deben provenir del cielo y la tierra.

Es la única manera de mantener las células y todos los fluidos de nuestros organismos puros, limpios, sanos. Son la base de que todo el metabolismo sea correcto y como consecuencia se tenga un cuerpo sano, una mente ágil, emociones equilibradas, y la capacidad de estar activos o descansar de manera armónica.

Vivir bien y sanos, felices y ser longevos es posible.

Todo lo que se necesita es tomar buenas decisiones.

Saber como se trata la tierra de donde provienen tus alimentos es una responsabilidad y un derecho.