Los tres meses de primavera son el tiempo en el que las cosas empiezan a crecer y expandirse. El Cielo empieza a generar energía cálida y la Tierra empieza a desarrollarse, de modo que todo brota y florece. La primavera empieza en el hemisferio sur a principios de agosto, 45 días antes de equinoccio y termina 45 días después, a principios de noviembre.

Los tres meses de verano son el tiempo en el que las cosas se vuelven floridas y bellas. La energía del Cielo y la de la Tierra empiezan a interactuar entre ellas de tal modo que todo florece y se carga de frutos.El verano empieza 45 días antes del solsticio de diciembre y termina 45 días después, a principio de febrero.

Los tres meses de otoño son el tiempo en que se constituyen las formas de las cosas. La energía del Cielo empieza a fluir rápidamente, la energía de la Tierra empieza a cambiar de color. El otoño empieza a principios de febrero, 45 días antes del equinoccio de marzo y termina 45 días después, a principios de mayo.

Los tres meses de invierno son el tiempo en que todo está cerrado y guardado. El agua se hiela y la Tierra se agrieta, (en nuestras tierras eso ha cambiado por acción del hombre sobre la selva y los ríos, deforestación y represas), de modo que el Yang permanece aletargado para no ser molestado. El invierno empieza a principio de mayo, 45 días antes del solsticio de junio y termina a principios de agosto, 45 días antes del equinoccio de septiembre.

El solsticio de junio, el día más corto del año y la noche más larga es el día con más energía yin y menos energía yang, lo que es lo mismo el día más Yin del año. Cuanto más adentro necesitamos estar. El invierno es un tiempo de estar adentro y como el Yin se equilibra con el Yang, el fuego es la mejor opción. Los hogares, las cocinas a leña, los fogones, las actividades internas, de la casa y del Ser.

Es deseable acostarse temprano y levantarse tarde, para esperar la llegada de la luz del sol de modo que la voluntad permanezca inactiva, como escondiéndose o disimulando. En invierno debería evitarse el frío y mantenerse templado y evitar sudar para evitar que la energía Yang no se vea atacada a menudo por la energía fría. Este es el modo de alimentar la vida en respuesta a la energía del invierno. Actuar en sentido contrario provocará lesiones a los riñones y se sufrirá debilidad en los miembros en la primavera, porque no tiene suficiente energía para afrontar la primavera. Vivir de forma contraria  a las tendencias de la energía invernal hará que el pequeño Yin sea incapaz de acumular, lo que provocará una disminución en la energía de los riñones. Es decir fatiga, presión alta, debilidad, debilidad y dolores lumbares hasta ciatalgia y en caso extremos hernias discales. Crecimiento y desarrollo deficiente y manifestaciones de calor como herpes, psoriasis y demás excemas en la piel.

Las cuatro estaciones y el Yin y el Yang son fundamentales para todo y, por esta razón los sabios alimentan  el Yang en primavera y en verano, y alimentan el Yin en otoño y en invierno, a fin de actuar sobre los orígenes, (las raíces).

Por eso los sabios pueden vivir en armonía con todo lo que les rodea.

Vivir de forma contraria a los orígenes significa privarse de la fuente de vida y destruir su propia energía auténtica.

Por ello el Yin, el Yang y las cuatro estaciones son el principio y el fin de todas las cosas, son los orígenes de la vida y la muerte; vivir de forma contraria a ellas provocará la destrucción de la vida, y vivir en armonía con ellas prevendrá la enfermedad, es decir «seguir la vía de alimentar la vida».

Dice el Nei King, uno de los libros de medicina más antiguos de la Tierra.